Con el Erasmus ya terminado, escribo este último artículo a las 8:55 horas de la mañana desde el avión rumbo a Madrid. Este viaje laboral me ha echo darme cuenta de lo mucho que he aprendido y crecido como persona gracias a esta experiencia. Echando la vista atrás, estos tres meses se me han pasado muy rápido aunque hubiera algunos días duros.
Contando un poco lo que he echo esta semana, el jueves tuvimos exhibición en la galería y estuve pasando un rato agradable cocinando salchichas y realizando algunas tareas de atención al cliente de cara al público.
El viernes que era mi último día de trabajo fui a comer con mis jefes a un restaurante típico alemán y pude probar el Schnitzler y una cerveza del propio lugar.
El domingo mi compañero David y yo fuimos por la tarde a echar una cerveza por la zona de Schelister Tor y East Side Gallery. Al acabar fuimos a un restaurante de comida sudanesa, nos pedimos un plato de falafel con verduras y salsa de cacahuete que estaba bastante bueno.
El lunes me acerque a la tienda de ropa HyM para tomar un cappuccino en su cafetería que daba a un patio exterior. Al acabar visite el museo Otto Weidt y conocí un poco la historia de este empresario que salvaba a los judíos en la época del nazismo. A las dos de la noche salimos de casa rumbo al aeropuerto de Berlín-Brandemburgo.
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